M\ M\ Alejandro Jair Rosales López
El 5 de mayo de 1862 México escribió con letras doradas en el libro de su historia uno de sus capítulos más importantes, recordados y gloriosos. El triunfo en la Batalla de Puebla.
Un Año después, el 17 de mayo de 1863, ya recuperadas las fuerzas francesas, se vuelven a encontrar en la misma ciudad de Puebla, pero en esta ocasión los franceses, lograron la caída de la ciudad.
Ante aquella inminente amenaza y sin nada ni nadie que se interpusiera entre ellos y la Ciudad de México, el presidente Benito Juárez decidió que era necesario abandonar la ciudad y partir rumbo al norte del país. Donde tuvo que combatir ya no sólo a los franceses y su idea de implantar en México una monarquía bajo las órdenes del emperador Napoleón III, quien había nombrado cabeza a Maximiliano, sino también a Mexicanos Imperialistas.
TEPEJI. Juárez y su caravana, con un gobierno totalmente en bancarrota, comenzaron el viaje el 31 de mayo de 1863, saliendo rumbo al Norte del país desde la Ciudad de México, siendo su primera parada Tepeji del Rio, ahora la capital del estado de Hidalgo, a 67 km a penas de la capital, donde cuentan que se detuvo no por decisión propia sino porque se le rompió una rueda a su carruaje principal. Aunque la versión oficial dice que sólo durmió ahí una noche, hay pobladores que cuentan que estuvo ahí por varios días, donde aprovecho para conocer las condiciones de pobreza en las que vivían los pobladores de esas comunidades y rancherías.
SAN JUAN DEL RIO. Está escrito que el 2 de junio de ese año el presidente junto con su comitiva llegó a San Juan del Rio, donde fueron gratamente recibidos por el Cura-Párroco y numerosos vecinos que lo encontraron a su paso y que lo acompañaron hasta la que sería su habitación, donde hubo serenata esa noche. Fue a partir de ese día en que el presidente tuvo a su disposición y para su seguridad un amplio despliegue por parte de la Guardia Nacional.
QUERÉTARO. El 3 de junio Juárez entró a la capital del estado de Querétaro, donde el gobernador y parte de su gabinete lo recibieron junto con algunos legisladores, personal del Ayuntamiento y pobladores en general, quienes le hicieron valla hasta la puerta principal del palacio de gobierno del estado, que tenía todo preparado para recibir de la mejor manera la comitiva. Ante dicha bienvenida, el presidente tuvo a bien presenciar algunas maniobras militares a cargo de algunas divisiones de Guanajuato y por su puesto de Querétaro, de donde se fue el día 5 rumbo a San Miguel de Allende.
DOLORES. Al día siguiente salió y llegó a Dolores, Hidalgo. Visitó la casa que había habitado el Cura Don Miguel Hidalgo y Costilla, que con sorpresa observó que estaba convertida en una oficina dedicada a la recaudación de rentas. Juárez expidió un decreto donde ordenaba dos cosas, la primera: convertir en monumento nacional la casa de Hidalgo y la segunda: Levantar en la plaza principal una columna que rematara con una estatua o busto del Padre de la Patria.
SAN LUIS POTOSÍ. El día 8, llega por fin a San Luis Potosí, donde tuvo oportunidad de reacomodar a su gabinete nombrando a Manuel Doblado, Felipe Berriozábal, Ignacio Comonfort, Miguel Negrete, Sebastián Lerdo de Tejada, Jesús Terán y José María Iglesias como ministros de su gobierno itinerante.
Fue en San Luis Potosí, donde el presidente Juárez y su gabinete establecieron el Gobierno Federal por 6 meses, hasta que el 27 de diciembre de 1863 se vieron nuevamente en la necesidad de partir al norte por el avance del del ejercito Frances.
MONTERREY. Tras su paso por Matehuala y Saltillo, el presidente llegó a Monterrey, donde no fue bien recibido por el Gobernador Vidaurri, quien no definía abiertamente si era Imperialista o Nacionalista, incluso posterior a una reunión a la que el Gobernador accedió a tener, fortificó la ciudad para obligar a Juárez a regresar a Saltillo, siendo hasta el 3 de abril ya de 1864 cuando Juárez retornó a Monterrey con una mejor estrategia y para destituir a Vidaurri. Estuvo en Monterrey hasta el 15 de agosto, cuando decidió moverse rumbo a Chihuahua.
Estando en Monterrey, Juárez tuvo un nuevo hijo, además de que su hija Manuela contrajo Matrimonio y fue en Monterrey también donde decidieron que Margarita, su esposa e hijos, tenían que ir a Estados Unidos por seguridad.
CHIHUAHUA. Arribo a la capital del estado el 12 de octubre de 1864, junto con su gabinete se instaló en una modesta casa donde se reorganizaron, y sintieron el apoyo de los pobladores, incluso salía a comer a lugares públicos donde podía hablar y escuchar a la gente. También se cuenta que llegaron a organizar bailes en su honor en la que ahora es la Casa de Juárez, el Museo.
Tras el avance del ejército francés el presidente y su gabinete salieron rumbo a Paso del Norte, hoy Ciudad Juárez el 5 de agosto de 1865, regresando a la capital del estado el 20 de noviembre, donde solo pudo estar hasta el 9 de diciembre de 1865 y repitiendo el viaje del 7 de junio al 10 de diciembre de 1866.
EL REGRESO.
SAN LUIS POTOSÍ. El 21 de febrero de 1867, Juárez regresó a San Luis Potosí, encabezando el ejercito dirigido por Mariano Escobedo, ahí permaneció hasta la última batalla contra los franceses. Maximiliano es capturado, posteriormente, Juárez recibe cartas pidiendo el perdón y clemencia para el emperador. También estando en San Luis Potosí, fue donde recibió de regreso el archivo de la nación, escondido, resguardado y defendido en su momento por campesinos.
QUERÉTARO. Juárez regresa a Querétaro triunfante de la guerra. Maximiliano Fusilado.
CIUDAD DE MÉXICO. El 15 de julio de 1867, Juárez ingresó a la Ciudad de México desde Chapultepec, donde ofreció a su estado mayor una cena de gala.
Posteriormente dio un discurso ante el Congreso, Juárez agradeció a los mexicanos por resistir y luchar contra la invasión francesa y asegurar que se había alcanzado “el mayor bien que podíamos desear, viendo consumada por segunda vez la independencia de nuestra patria” y pronunció la frase que lo inmortalizaría: “El respeto al derecho ajeno es la paz”.
1863 – 1867.
4 años de Guerra. 4 años de Hambre. 4 años de Dolor.
Una Eternidad de Dignidad, de Orgullo y de reconocimiento en México y en el mundo.
Un legado de la República, de la Nación que hoy tenemos y que no hay pintura, ni monumento, ni museos, ni edificios, ni plazas, ni avenidas en México que hagan el suficiente homenaje al presidente Benito Juárez.
Bibliografía: Francisco R. Almada (1996). La Ruta de Juárez