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“El hombre fue creado por los cuatro vientos del mundo y polvo del santuario de abajo, llamado casa de la santidad. Estos cuatro se unieron a los cuatro elementos del mundo inferior: Fuego, aire, tierra y agua. Y cuando estos vientos y estos elementos se mezclaron, el Santo, bendito sea, formo un cuerpo de perfección maravillosa. Las sustancias que componen el cuerpo del hombre pertenecen al mundo de arriba y al mundo de abajo”.[1]

En la masonería cuando un profano es iniciado, realiza 3 viajes, estos tienen una relación con los cuatro elementos, el simbolismo de cada uno de ellos y su interpretación de la experiencia propia queda grabada para siempre en la memoria del neófito. Estos cuatro elementos a su vez tienen un significado profundo, de ellos vienen el oro, la plata, el cobre y el hierro. El fuego, el aire, la tierra y el agua son las fuentes y raíces donde se fundan todas las cosas. Y cada uno de los cuatro vientos se encuentran estos elementos, como a continuación se describe. Fuego en el Norte, aire en el este, agua en el sur y la tierra en el oeste.

El cuaternario simboliza los cuatro elementos que son la raíz de todas las cosas materiales, son la estructura de lo material en el mundo. Las combinaciones de estos cuatro elementos forman la materia. El hombre fue creado por estos cuatro elementos los cuales pertenecen al mundo de arriba, los cuales fueron mezclados por el gran arquitecto del universo y formo un cuerpo de perfección maravillosa.

Estos cuatro elementos corresponden a su vez a cada uno y complementan su contrario, así como el agua apaga el fuego, el aire crea la paz entre ellos, los junta y se vuelven uno. La tierra tiene encima suyo, agua, aire y fuego, y recibe a los tres. Esto lo representa en logia, que está dispuesta como un cuerpo humano, lo forman los cuatro elementos y corresponden su origen que se establece, fuego al norte, agua al sur, aire al este y tierra al oeste. De la unión de estos elementos viene el oro, plata, cobre y hierro. Norte, sur, este y oeste. Fuego, agua, aire y tierra. Todos estos juntos forman doce y sin embargo todos son uno. Estas doce piedras preciosas distribuidas en los cuatro puntos cardinales corresponden cada una a las doce tribus de Israel. “Y las piedras serán con los nombres de los hijos de Israel, doce de acorde a sus nombres”.[2] Estas piedras corresponden a los doce bueyes debajo del mar de bronce, del templo de Salomón, el mar de bronce se apoyaba en tres bueyes que miraban al norte, tres al oeste, tres al sur y tres al este.[3] Y ofrecieron a Yavé doce bueyes, un buey por cada príncipe[4]. El mar de bronce del templo utilizado para realizar la purificación simbólica en el primer viaje en la iniciación contiene un misterio de sabiduría superior, que se encuentra en la raíz de todas las cosas.

Fuego a la izquierda, norte, la columna de aprendiz. Agua a la derecha, columna de compañero. Aire en oriente, representa el espíritu, la substancia de todo, sin el aire nada viviría, acaso no hemos podido pasar un día sin alimento, sin dormir, pero ¿cuánto podríamos existir sin el aire? Y que es el aire, en hebreo se escribe avir, Aleph vav yud resh, según la cábala quitas las yud y te da la palabra rash que en arameo significa secreto, esto quiere decir que avir es el secreto de la yud, y el secreto de la yud es la meditación. Como mencione hace un momento los elementos se complementan y como sabemos agua y fuego están en guerra. Y el cuerpo humano se compone de 60% de agua y el alma es fuego. El cuerpo humano está en guerra con el alma, esta guerra llamada stress y el aire hace la paz entre el fuego y el agua, y ¿qué es el aire? Avir el secreto de la yud, para que el cuerpo y el alma convivan en paz hay que meditar. Meditando se acaba el stress. El stress generado por esta guerra del cuerpo con el alma, derivado de ser esclavos de nuestros vicios y pasiones, alimentando al cuerpo, dando satisfacción de lo que el cuerpo pide, olvidando por completo del alimento del alma, la búsqueda y crecimiento espiritual a través de la conciencia de nosotros mismos, por medio de la meditación, búsqueda del silencio y paz, condiciones necesarias para lograr armonizar con nosotros mismos.

La masonería ha hecho propios muchos conceptos cabalísticos, mimetizándolos en su estética y pensamiento, en este espacio seguiré publicando los estrechos lazos y profundos que unen la masonería con la cábala.

 

MM Gregorio Hernández